martes, 20 de septiembre de 2011

Liderazgo ético: Toma de decisiones

En la actualidad hemos presenciado en toda las latitudes, actos de corrupción; ejecutivos y políticos seducidos por los placeres terrenales, han provocado magnos escándalos con pérdidas monetarias e imagen política y corporativa. Repercutiendo, en descrédito y desconfianza en el caso de los accionistas, y en las naciones un aumento vertiginoso en brechas sociales, desvirtuando el principio del bien común.
Toda corrupción tiene un detonante primordial y es la falta de liderazgo ético, mala toma de decisiones y mal manejo de organizaciones y/o países.
La ética es una palabra que encierra mucho, pero difícil de explicar. La ética es el pilar de muchos conceptos actuales como es el trabajo, las organizaciones, la política, etc. Ayuda a tomar decisiones, a formar empresas, a interrelacionarse y sobre todo a formar humanos más íntegros.
Es cotidiano por lo medios noticieros ver y escuchar titulares como; “…los ex presidentes de Costa Rica, fueron condenados a 3 años, casa por cárcel…”, “…los préstamos inmobiliarios en USA, han provocado la bancarrota de bancos internacionales, generando crisis económica en todo el orbe…”, “Alcatel sobornó a los ejecutivos de una empresa de electricidad costarricense…”, estas son noticias diarias en todo el mundo e inclusive para muchas latitudes se han hecho normal. ¿Estaremos viviendo épocas post-ético? En muchas ocasiones sí. Los dobles discursos y las falsas identidades de los “lideres”, han minado la ética.
En mi opinión la responsabilidad de la decisión pública recae a la autoridad pública bajo gobiernos locales, instituciones, etc., cuyos ejecutivos son los arquitectos en diseñar las organizaciones y la ejecución de dichas políticas que se realizan, por medio del funcionarios públicos, figuras importantes en donde la ética e integridad, son los hilos conductores a su actuar. Debemos de recalcar que la integridad, amalgama el decir, el pensar y el actuar del funcionario. Siendo la responsable en determinar quiénes somos, y como responderemos, ante una encrucijada y/o conflicto, en donde debe prevalecer el bien común y la justicia.
Ahora bien, ¿qué papel juega la mayoría, en las decisiones públicas? El papel es significativo pero no protagónico. Si bien es cierto el pueblo escoge a sus gobernantes, la opinión no es determinante en aspectos éticos por varias razones, la mayoría está pobremente informada, la toma de decisiones democráticas son vulnerables para el antojo y las características del liderazgo deben ir acompañadas por expertos y no por la mayoría.

Cuál es la ética para tomar decisiones?
Un tema coyuntural en la actualidad, que ha sido discordia en nuestras mesas de juntas es la toma de decisiones, cuyo modelo racional describe como debe de conducirse los individuos para maximizar de algún resultado, a título personal a fallado sino lo fusionamos con fundamentos éticos.
Uno de los fundamentos que el líder ético, debe de acoger en su gestión, es el bien común, el cual debe considerar principios morales básicos como: Bien particular y bien común no se contraponen; la igualdad de los particulares ante el bien común; limitaciones de los derechos de los ciudadanos ante las demandas del bien común; la gradualidad en la aplicación del bien común, el bien común abarca a todo el hombre; los valores concretos que integran el bien común; el bien común debe respetar la ley natural y por último el bien común y el bien posible.
Si bien es cierto, el bien común es un factor primordial en la toma de decisiones, a la misma vez, puede ser una trampa si se usa de una manera subjetivamente y proactivamente, por lo cual el líder ético, debe tener claro que el bien común, se usa en casos menos riesgosos y evitar la creencia y victoria personal subjetivas.
El líder ético debe de tener tres criterios fundamentales a tomar una decisión. El primero es el criterio utilitario cuyo objetivo es brindar el máximo bien al mayor número de personas. El segundo criterio es centrarse en los derechos, significa respetar y proteger los derechos básicos del individuo y el tercer criterio es enfocarse en la justicia. Y otro criterio primordial es la objetividad siendo la llave en la toma de decisiones.
Por objetividad, se entiende en Durkheim y Weber la actitud del científico de separarse de la realidad social lo suficiente para que los sentimientos, las preferencias, en fin, la subjetividad del sociólogo, no influya. Ahora bien, como anteriormente se ha expuesto no es recomendable solamente con bien común, religión, las leyes, tomar decisiones éticas, también es fundamental la objetividad y la justicia para generar directrices en las organizaciones. Desde luego, esto no es un trabajo fácil, sin embargo la imparcialidad realiza un trabajo elemental, de lo contrario la objetividad no dará frutos. Resulta evidente la conexión entre la imparcialidad y la justicia. Resulta difícil pensar en un resultado justo que no sea imparcial.
En fin, el correcto uso del liderazgo ético, va a generar réditos a las organizaciones, a través de: una ventaja competitiva, una retención de capital humano, un sano ambiente laboral, la reputación e imagen corporativa, una trayectoria empresarial que repercuta hacia una robusta confianza.

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